25.2.07

El genio de Pasteur


"Mi convicción viene del corazón y no de la inteligencia; me entrego a aquellos sentimientos acerca de la Eternidad que surgen naturalmente en mí... Hay algo en lo profundo de nuestras almas que nos dice que el mundo debe de ser algo más que una mera combinación de hechos, debida a un equilibrio mecánico surgido simplemente del caos de los elementos, por una acción gradual de las fuerzas materiales".

Después del épico y heroico triunfo de Pasteur sobre el carbunco de las ovejas y de las vacas mediante una vacuna, siguió otro gran triunfo: la vacuna contra la rabia:
"Nunca he podido olvidar los gritos de aquellas víctimas del lobo rabioso que penetró en las calles de Arbois cuando yo era un niño" - dijo Pasteur - "El virus de la rabia que penetra en las personas con la mordedura, se fija en el cerebro y en la médula espinal. Todos los síntomas de la hidrofobia hacen suponer que este virus, que este microbio que no podemos encontrar, ataca al sistema nervioso, ahí es donde tenemos que buscarlo, ahí es donde podremos cultivarlo tal vez, aunque no lo veamos..."

En 1884, cuando Pasteur olvidó por vez primera el aniversario de su casamiento, su pobre y paciente mujer escribió a su hija:
"Tu padre está siempre abstraído, habla poco, duerme menos, se levanta de madrugada, en una palabra, continúa haciendo la misma vida que empecé con él hace 35 años".

Entonces, se le ocurrió a Pasteur un medio sencillo para salir del nuevo atolladero:
"No es a los perros a los que debemos inyectar las 14 dosis de vacuna, sino a las personas que hayan sido mordidas por perros rabiosos... ¡Qué fácil!... Cuando una persona ha sido mordida por un perro rabioso transcurren unas cuantas semanas hasta que la enfermedad se declara... El virus tiene que abrirse paso desde la mordedura hasta el cerebro y mientras esto sucede, tenemos tiempo de inyectar las 14 dosis y proteger a la persona mordida..."

Un mundo de gentes mordidas, torturadas, empezó a desfilar por el laboratorio de la calle Ulm... De Smolensko, Rusia, llegaron 19 campesinos mujiks mordidos por un lobo rabioso 19 días antes... por la mañana y por la tarde, dos veces al día, para recuperar el tiempo perdido, él y sus ayudantes inyectaron la vacuna en los brazos de los rusos, la vacuna salvó a 16 de ellos... y el Zar de todas las Rusias envió a Pasteur la Cruz de Diamantes de Santa Ana y cien mil francos para empezar la construcción del edificio de la calle Dulot, morada de los bacteriólogos, y que ahora se llama Instituto Pasteur.
De todas partes del mundo... empezó a afluir dinero, millones y millones de francos destinados a la construcción del laboratorio...

Sus últimas palabras públicas fueron dirigidas a la juventud, a los estudiantes:
"No os dejéis corromper por un escepticismo estéril y deprimente; no os desalentéis ante la tristeza de ciertas horas que pasan sobra las naciones. Vivid en la serena paz de los laboratorios y de las bibliotecas. Preguntaos primero: ¿Qué he hecho para instruirme?. Y después, a medida que vayáis progresando: ¿Qué he hecho por mi Patria?. Hasta que llegue el día en que podáis tener la íntima satisfacción de pensar en que habéis contribuido de alguna manera al progreso y al bienestar de la Humanidad".

"Los Cazadores de Microbios", de Paul de Kruif










El cine y las enfermedades infecciosas






La enfermedad, como realidad humana, individual y social, ha sido y es una constante en las diferentes expresiones artísticas de todas las épocas (desde el paleolítico hasta nuestros días) y culturas. Momias, estatuillas, códigos, jeroglíficos, papiros, códices, pintura, escultura, literatura, música, cómic, fotografía,c ine,... todos hablan de enfermedad .El cine es posiblemente, la manifestación artística más completa a la hora de plasmar una enfermedad(se ve, se oye y se siente). Prácticamente ninguna enfermedad escapa a su ojo y, aunque el reflejo de la patología es prioritario al “ver cine desde un punto de vista médico”, su análisis trasciende a la propia enfermedad incidiendo, además, en sus consecuencias individuales y sociales y en los sentimientos que provoca. Esta omnipresencia de la enfermedad en el cine es lógica, ya que el cine “cuenta” historias humanas, historias que interesan al hombre porque son el reflejo de su vida, de sus sentimientos y de su muerte y supone un enorme caudal de imágenes y sonidos. Posiblemente los trastornos psiquiátricos, y la propia Psiquiatría al analizar la conducta humana, hayan sido las patologías reflejadas con más frecuencia: Luz que agoniza (Gaslight) de George Cukor (1944),Recuerda (Spellbound) de Alfred Hitchcock (1945),Alguien voló sobre el nido del cuco (One flew overt the Cuckoo´s nest) de Milos Forman (1975), El silencio de los corderos(The silence of the lamb) de Jonnathann Demme (1991), Hannibal de Ridley Scott (2001), Sé quien eres de Patricia Ferreira (1999) o Una mente maravillosa (A beautifulmind) de Ron Howard (2001) son sólo algunos de los exponentes más conocidos. Pero las alteraciones sensoriales, las enfermedades degenerativas y fundamentalmente, en el momento actual, los problemas oncológicos, etc. Son protagonistas de multitud de películas. Amarga victoria (Dark victory) de Edmund Goulding (1939) con Bette Davis como protagonista refleja la vida de una mujer víctima de un tumor cerebral. Elegir un amor (Dyingyoung) de Joel Schumarcher (1991) narra en clave de sentimientos la evolución de un paciente con leuce-mia. El aceite de la vida (Lorenzo´s oil) de George Miller(1992) refleja la lucha de unos padres frente a la medicina “académica”. Los últimos días del Edén (Medicine Man) de John McTierman (1992) intenta abrir una puerta a la esperanza en la lucha contra el cáncer a travé sde dos hechos claves en la investigación: la casualidad y la capacidad de observación. Go now de Michael Winterbottom (1995) narra la historia del propio guionista ,Paul Henry Powell, aquejado de esclerosis múltiple. La misma enfermedad afectó a la violonchelista Jacqueline du Pré cuya vida y muerte han quedado reflejadas en Hillary y Jackie de Anand Tucker (1998)Un mundo a su medida (The mighty) de Peter Chelson(1997) basada en una novela de Rodman Philbrick en la que se relata la historia de un adolescente con síndrome de Morquio y que refleja la trascendencia de la enfermedad no sólo en quien la padece sino en todos los que lo rodean, etc. Las enfermedades infecciosas, con un impacto social importante, por su transmisión, frecuencia y mortalidad asociada -son responsables de 17 millones de muertes al año, 1/3 de la mortalidad total- no podían ser ajenas a un termómetro social de primer orden como el cine. Es rara la película en la que, de una u otra forma –como eje o determinante argumental (la infección por el VIH y SIDA en Philadelphia deJonathan Demme, 1993), telón de fondo de la acción (la peste en Shakespeare in love de John Madden, 1998),mención [lepra, peste, tuberculosis... en Algo pasa con Mary (Theres something about Mary) de Meter Farrelly,1998] o reflejo como un hecho más de la vida de los personajes [catarro común en Tienes un e-mail (You´vegot mail) de Nora Ephron, 1998 o la gastroenteritis reflejada en La gran familia de Fernando Palacios]
En muchos casos –aunque su presencia sea mínima- reflejan aspectos importantes de la infección: el cortejo sintomático [Salvar al soldado Ryan (Saving private Ryan) –gangrena gaseosa tras una herida de guerra que “huele a queso”- de Steven Spielberg, 1998 o La milla verde (The green mile) –disuria y polaquiuria en una infección del tracto urinario- de Frank Darabont], la epidemiología [El señor de las moscas(Lord of the flies) de Harry Hook de 1990 –transmisión de la triquinosis a partir de carne de cerdo cruda-] o el tratamiento [En la línea de fuego (In the line of fire)de Wolfgang Petersen, 1993 –tratamiento sintomático de la gripe-]. En otros, la infección tiene la entidad suficiente para ser la autentica protagonista, para constituirlo que podíamos denominar cine “de y sobreinfección” –la peste en Pánico en las calles (Panic in the streets) de Elia Kazan (1950), la infección por el VIH y el SIDA en Philadelphia o en En el filo de la duda (And theband played on) de Roger Spottiswoode (1993), fiebre no hemorrágica por el virus Ébola e investigación epidemiológica en Estallido (Outbreak) de Wolfgang Petersen(1995), la patogenia de una enfermedad infecciosa vista “desde dentro” en Osmosis Jones de Bobby y PeterFarrelly (2001) o cualquier cinta de guerra bacteriológica-abordando aspectos muy amplios desde la sospecha diagnóstica al tratamiento y constituyendo un auténtico Tratado de Microbiología Médica y Enfermedades Infecciosas si “se sabe leer” adecuadamente.
Sirvan como ejemplo la disnea en Moulin Rouge de Baz Luhrmann (2001), La hemoptisis de Moulin Rouge o de Criaturas celestiales, la impactante facies leonina en Papillon de Franklin J. Schaffner(1973), el aerosol de Estallido o el herpes labial de Las brujas de Eastwick (The Witches of Eastwick) de George Miller, 1987.El arsenal es muy amplio, hasta el punto de poder considerar que la infección es una característica común del cine universal, sin distinción de género, época, cultura, etc. Infección en el cine es mucho más que ciencia ficción aunque posiblemente ésta es la faceta más conocida. Jezabel (fiebre amarilla) o Pánico en las calles son películas poco conocidas en las que la infección es todo (o casi todo) y aportan multitud de datos de gran interés docente. Por otra parte, la investigación microbiológica(La bala mágica del doctor Ehrlich, 1940), los sistemas de seguridad y la indumentaria de los laboratorios de alta seguridad biológica (El monstruo de los Henderson,1980), la capacidad de transmisión de los agente infecciosos (Ashani Sanket, 1973), las cuarentenas (ByeBye, Love, 1995), la guerra biológica y el bioterrorismo(Adrenalina, 1995), los microorganismos procedentes del espacio (La amenaza de Andrómeda -The AndromedaStrain- de Robert Wise, 1971)... son muy atractivos para el cine por su impacto estético y por las connotaciones de inseguridad y fugacidad de la vida humana Así, el cine plasma la enfermedad, en la mayoría de las ocasiones, cabalgando entre la realidad y la ficción, buscando un efectivismo visual y emocional que garantice un impacto en la trama y, en algunos casos, el éxito comercial de la película. Por ello el cine está lleno de aberraciones científicas -“asociaciones” taxonómicas impensables (virus del paludismo en Adrenalina), curaciones milagrosas (suero “mágico” tanto por la rapidez de producción como por su efecto inmediato en Estallido), transmisiones extrañas (Braindead, 1992),vectores imposibles por necesidades espacio-temporales (Mimic, 1997) o estéticas (las únicas manifestaciones del cólera en El húsar en el tejado son desvanecimientos y muerte-), sensacionalismo .


Extraído de:
Metodología docente para la utilización del cine en la enseñanza de la microbiología médica y las enfermedades infecciosas
María José Fresnadillo Martínez, Carmen Diego Amado, Enrique García Sánchez, José Elías, García Sánchez Departamento de Medicina Preventiva, Salud Pública y Microbiología Médica. Facultad de Medicina y Departamento de Filología Inglesa. Facultad de Filología.Universidad de Salamanca (España).
Rev Med Cine 1 (2005): 17-23


No hay que olvidar que la enfermedad en general y las enfermedades infecciosas en particular afectan a todos, rompen todas las barreras y enfrentan en una lucha cuerpo a cuerpo al hombre y al microorganismo como de una forma muy clarase refleja en 55 días en Pekín (1963): “[...] a los microbios les da igual que usted sea su primo hermano [...]”.
Ello obliga a estar informado, a saber, a tener curiosidad y a buscar respuestas y, cómo no, a enseñar, a informar, a transmitir, a formar y para ello el cine es una herramienta no sólo valiosa sino humanamente y en sentido amplio enriquecedora y que puede lograr “enseñar divirtiendo”.

García-Sánchez JE, et al. El cine en la docencia de las enfermedades infecciosas y la microbiología clínica
Universidad de Salamanca. España.